LA VIDA EN EL CAMPO
Llevó tras sí los pámpanos octubre, Y con las grandes lluvias insolente, No sufre Ibero márgenes ni puente, Mas antes los vecinos campos cubre. Moncayo, como suele, ya descubre Coronada de nieve la alta frente; Y el sol apenas vemos en oriente, Cuando la opaca tierra nos lo encubre. Sienten el mar y selvas ya la saña Del Aquilón, y encierra su bramido Gente en el puerto y gente en la cabaña. Y Fabio, en el umbral de Tais tendido Con vergonzosas lágrimas lo baña, Debiéndolas al tiempo que ha perdido. |
Llevó tras sí los pámpanos octubre, Y con las grandes lluvias insolente, No sufre Ibero márgenes ni puente, Mas antes los vecinos campos cubre. Moncayo, como suele, ya descubre Coronada de nieve la alta frente; Y el sol apenas vemos en oriente, Cuando la opaca tierra nos lo encubre. Sienten el mar y selvas ya la saña Del Aquilón, y encierra su bramido Gente en el puerto y gente en la cabaña. Y Fabio, en el umbral de Tais tendido Con vergonzosas lágrimas lo baña, Debiéndolas al tiempo que ha perdido. |
Llevó tras sí los pámpanos octubre,
Y con las grandes lluvias insolente,
No sufre Ibero márgenes ni puente,
Mas antes los vecinos campos cubre.
Y con las grandes lluvias insolente,
No sufre Ibero márgenes ni puente,
Mas antes los vecinos campos cubre.
Moncayo, como suele, ya descubre
Coronada de nieve la alta frente;
Y el sol apenas vemos en oriente,
Cuando la opaca tierra nos lo encubre.
Coronada de nieve la alta frente;
Y el sol apenas vemos en oriente,
Cuando la opaca tierra nos lo encubre.
Sienten el mar y selvas ya la saña
Del Aquilón, y encierra su bramido
Gente en el puerto y gente en la cabaña.
Del Aquilón, y encierra su bramido
Gente en el puerto y gente en la cabaña.
Y Fabio, en el umbral de Tais tendido
Con vergonzosas lágrimas lo baña,
Debiéndolas al tiempo que ha perdido.
Con vergonzosas lágrimas lo baña,
Debiéndolas al tiempo que ha perdido.
Lupercio Leonardo de Argensola (1562–1631)
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